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Credibilidad y presencia pública.

El lugar de los cristianos es la sociedad civil. Más allá de un cristianismo sociológico necesitamos cultivar y promover en los jóvenes el aliento profético, inherente a nuestra tradición, dándoles a conocer los ejemplos actuales de profetismo y resistencia civil y las redes de solidaridad y de dignificación humana existentes. También aquellas fundaciones, instituciones, asociaciones cristianas que, como Cristianismo y Justicia, actúan como “observatorios de análisis de la realidad social”, y aquellos proyectos y comunidades capaces de acoger toda la diversidad humana y acompañar a toda persona en su proceso espiritual y en su lucha por el reconocimiento de su dignidad (presos, migrantes, refugiados, mujeres prostituidas y víctimas de trata, trabajadores precarios, etc.)


Porque “la vida no es simplemente algo que nos es dado. Los seres humanos somos co-creadores. El mundo está en nuestras manos. La vida está a nuestra merced”, por eso creer es “ser impulsados por la visión que la inspiró, estar comprometidos con la gloria que la creó y confiar en la belleza que la sustenta. Decir «creo» es decir que mi corazón está en lo que conozco pero no conozco, lo que siento pero no puedo ver, lo que quiero y no tengo, por muchas cosas que ya posea. Decir «creo» es decir sí al misterio de la vida”.


Joan Chittister




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