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La transmisión de la fe en una pluralidad de caminos 1

Hace unas décadas la transmisión de la fe se llevaba a cabo a través de tres grandes afluentes: la familia, la escuela y la parroquia. Tenemos que reconocer que estos afluentes no corresponden a la realidad. En la familia, con frecuencia perece que se ha secado. En la escuela, la aportación de lo religioso se ha reducido. La parroquia, cada vez menos frecuentada, no alimenta más que una débil parte de los bautizados, y muchos creyentes no encuentran en ella una verdadera respuesta para sus grandes interrogantes e inquietudes. A esto hay que añadir de forma especial la cultura secularista y plural en la que nos movemos y existimos. Desde hace tiempo venimos insistiendo en que el pluralismo religioso es el mayor reto que tiene hoy la Iglesia, la teología y la acción pastoral a la hora de transmitir la fe1. Esta será la cuestión central de nuestra reflexión. También somos conscientes de que probablemente una de las causas del fracaso de la transmisión es el cristianismo desvirtuado, “light”, al que les hemos pedido adherirse a muchos que se consideran cristianos. Nos olvidemos lo que decía Tertuliano: “que uno no nace cristiano, sino que se hace cristiano”.

Juan Pablo García Maestro



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